Piar, piar sin hacer eco de su reclamo. Momento actual de pared, de reflexión.
Monte que impide blandir las alas, ideas que desbordan el remansarse continuo que obstruye el pensamiento.
Cien colibrí con su capacidad agitadora, multiplicada por mil, estruendo enloquecedor.
Llama fija, que al posar tus fecundos dedos no quema, no siente. Segundos, minutos, horas de forma expectral, chocan la barrera retornable que todo lo toca,todo lo calcula, todo lo enfría. Sensación incomprendida, cauteloso despertar, como ráfaga abocanada que del letargo despiertan avatible al cóndor que se bate en suma rectitud dispuesto a llevarte, a atrapar tu minúsculo deseo.
Retornar en él, que su fuerza te de viento, cambio e irremediables ganas de dejarse transportar al enloquecido y locuaz presente que manifiesta tu pensamiento.
Sensaciones avenidas en la diaria perpetuidad aislada, escapar sin escapar.
La foto es de Man Ray
martes, 30 de noviembre de 2010
sábado, 27 de noviembre de 2010
SIN HABLA
Se sentaron frente a frente como debía ser. Ella lo observaba, intuía, como esa noche cerrada que desde la altura más vertiginosa del ciprés, el búho dispone todo lo que vive, respira o piensa. El la radiografía como un león cauteloso, a la par que impulsivo, hambriento de orgullo que disipa de manera coherente la batida de bueyes, al que por respeto y temor se mantiene oculto, esperando el ansiado instante.
El acredita sus documentos, ella los mira de manera detenida, con seguridad, todo está en regla, todo en su justa medida. Llama a la receptiva y sumisa mujer, gorrión agazapado en los pies del árbol esperando el primer rayo para comunicarse a la vida. -Acercarte- le dice ella , el león valiente y orgulloso le contesta que ella no sabe, no entiende, el arreglará todo en su nombre, en su mente. Ella como el búho baja del árbol, se lanza al asustadizo e ínfimo ratón en el que acaba de transformarse el león. Por fín ella la agazapa gorrioncilla vuela sin temor, el búho vela porque las fauces del león no la atormenten, púes ahora no es más que un ratón en la guarida del gato.¿Como se puede imponer sobre un poder autoritario? Ella es la antítesis en él, con la mente opuesta.
La foto es de Henry Fox Talbot
El acredita sus documentos, ella los mira de manera detenida, con seguridad, todo está en regla, todo en su justa medida. Llama a la receptiva y sumisa mujer, gorrión agazapado en los pies del árbol esperando el primer rayo para comunicarse a la vida. -Acercarte- le dice ella , el león valiente y orgulloso le contesta que ella no sabe, no entiende, el arreglará todo en su nombre, en su mente. Ella como el búho baja del árbol, se lanza al asustadizo e ínfimo ratón en el que acaba de transformarse el león. Por fín ella la agazapa gorrioncilla vuela sin temor, el búho vela porque las fauces del león no la atormenten, púes ahora no es más que un ratón en la guarida del gato.¿Como se puede imponer sobre un poder autoritario? Ella es la antítesis en él, con la mente opuesta.
La foto es de Henry Fox Talbot
martes, 23 de noviembre de 2010
La foto es de Bill Brandt
Ver, tocar lo que te rodea, lo que está al alcance de la mano, sentir lo que se encuentra más allá de la vista. Un cuadro, escultura, silla,libro, cualquier cosa inerte que cobre vida al poseerla con permiso de su conciencia vivida. Te dice, te expresa es algo inherente, como el gato todo lo ve, todo lo toca, todo lo indaga. Sus historias, esas que llevarán vividas, nosotros no estaremos, nuestra ser se evaporará, pero ellos seguirán estando presentes, sintiendo, contando otras manos que les den respiración, ojos que les regalen sentirse vividos, útiles, compasivos. Sensación ufana, indescriptible, únicamente mis manos o mi mente o mi espíritu retroceden a épocas pasadas, a experiencias vividas, igual que el mirlo que se deja llevar tras una tediosa niebla que sublime aguilla que se desprende en rociada forma le da un tono rojizo de hojas con una adherencia verde sonrisa. Niño que aprende tocando, rompiendo,viviendo un nuevo objeto,una nueva experiencia. Todo lo que tu espíritu pueda sentir y tus manos transmitir.
viernes, 19 de noviembre de 2010
EL SABOR DE UNA MIRADA
Se conocieron subiendo las escaleras que les llevaba a la sala de estudio común. Ella se acerco tanto que el sintió algo de sudor, el cuerpo se arremolinaba en deseo de que ella lo rescatase de momentos de ternura obsoleta. Le preguntó que estudiaba y el con el esbozo de una sonrisa le respondió con amabilidad y con una placiente sonrisa. Expresaron con palabras motivas, la expresión que sus miradas colapsantes les daban a entender esos días atrás en que se sentaban uno frente al otro, esas miradas que interrogaban y respondían a la vez que suscitaban algo más que un encuentro fortuito.
En el descanso y de manera casi premeditada se veían en la sala de descanso. Una sala amplia con unos ventanales que dejaban abrazar el sol y amasar su remansa calidez. Máquinas expendedoras que ofrecían los típicos surtidos bebidas, aperitivos, cafés y esos alimentos basurientos como designan algunos, que anulan el apetito a la hora de comida. Versaban de muchos temas el siempre le hablaba con franqueza y sinceridad. A ella le costaba exteriorizar su día a día. Ella escuchaba atenta sentía,vivía sus palabras,su presente encontraba un tiempo, su tiempo,su momento extinguido con un desaire erial, imaginación que la privaba y la sumergía en esas esferas de vacío cual margarita desojada que pétalo a pétalo, escribe su deseo y lo llena de una carga que anhela en cada pétalo sufragando en el calcáreo suelo.
Cómplices de sus miradas se empezaron a dar cuenta que el mirarse lo decía todo, conjeturaba un deseo, su sinceridad les llevo a intimar.
Subían por las escaleras que les llevaban a la sala de estudio común. Ella lo miraba algo diferente que de costumbre se apretaba los labios con deseo y fervor, quería sentir los suyos el fuego de su sinceridad, la llama que al tocarla sin humedecer sus yemas la quema, la sonroja, la hierve. En ese instante el acerco su cuerpo como la madre cautivadora que agolpa a sus crías para darles calor, par y una protección muy humana, ella levanto la mano, estaba ahí subyugante, eterno, místico, que deriva a la frustración, a lo prohibido, a lo incarnable. El le robo un beso, ella no se opuso lo sintió como el más puro regalo acontecido en años.
Seguían observandose a diario como el rosal que torna al cielo al caer el rocío, el agua divina que baña su morada. Se amaron. Complacieron el fuego que transmitían. Sintieron cada palmo de sus latitudes, gozaron como la más polinizadora de las flores que no se marchita ante la sequedad.
Vibraron, gimieron y ante todo vivieron el momento que esa mirada imploraba. Después de un profundo abrazo ella le confeso que había logrado hacerla muy feliz, sus ojos constataron fielmente sus palabras, desearon y amaron sus cuerpos como si fuese la última baza de un amor prohibido.
La foto es de Anna Bodnar
martes, 16 de noviembre de 2010
NUEVAMENTE TE CAMINO
Vagabundea, deambula de un rincón a una esquina, de una piedra a un grano de arena, de un suspiro de sal a una brisa candente, se lleva por una ciudad costera, portuaria, pesquera por tradición y vida. Sus zapatillas cual hierro imantado lo deslizan por un suelo salino, liso, fluyente. Su graznido ensordece pero revive, su olor profundiza en sueños y atardece el pensamiento, vivir hacer memoria, otros suspiros, quien lo vio volar, ella costera, portuaria, pesquera por tradición y vida. La surca con ojos extraños, foráneos, de otro modo, con
otra textura, al igual que la inquietante madre que por necesidad deja su nido y se enfrasca en la aventura del vital sustento que alimente a sus indefensos e inocentes recién venidos, siempre con la naturaleza intuitiva de volver y encontrar, recias plumas adheridas al remanso de ramajes. Poder, intensidad, magia tal vez, una vez que te atrapa no te deja salir, como la inocente mariposa que por descuido del destino termina en la laboriosa, faraónica y macabra tela, pero de está tela no querrás huir. El abrazo de pasión del fuego y el mar, la afable serenidad, el contraste de la madre que todo lo sabe, llena, vive. Ese algo que ensueña. Se le otorga extraño, infecundo en formas. No encuentra su lugar, únicamente su presente, su refugio personal que enraizará la perseverante forma de ser por los días que hallan de venir.
Iglesia de San Ginés años cuarenta, Arrecife de Lanzarote
otra textura, al igual que la inquietante madre que por necesidad deja su nido y se enfrasca en la aventura del vital sustento que alimente a sus indefensos e inocentes recién venidos, siempre con la naturaleza intuitiva de volver y encontrar, recias plumas adheridas al remanso de ramajes. Poder, intensidad, magia tal vez, una vez que te atrapa no te deja salir, como la inocente mariposa que por descuido del destino termina en la laboriosa, faraónica y macabra tela, pero de está tela no querrás huir. El abrazo de pasión del fuego y el mar, la afable serenidad, el contraste de la madre que todo lo sabe, llena, vive. Ese algo que ensueña. Se le otorga extraño, infecundo en formas. No encuentra su lugar, únicamente su presente, su refugio personal que enraizará la perseverante forma de ser por los días que hallan de venir.
Iglesia de San Ginés años cuarenta, Arrecife de Lanzarote
sábado, 13 de noviembre de 2010
MUCHO POR DESCUBIR
La foto es de Julia Margaret Cameron
El tiempo se ha detenido y como una nube clara y conciliadora surcase el presente, el espíritu, el cuerpo. Sosiego, sonrisa. Es una experiencia similar casi gemela, como vivida en otro tiempo, y así fue. Cada golpeteo se deja palpar, tan veloz como una locomotora, que tras arder la madera, el ansiado coque o cual voraz comburente, truena arrolladora, fugaz, inalcanzable y a la vez pasivo, lento como el caracol que al culminar la lluvia, se deja arrastrar por cada suspiro que desprende una gota y otra. Su fragilidad y pureza, languidecería a la más desmesurada y atracante criatura, que con un ínfimo contacto y esbozo, caería como la prominente hoja, doblada hacia el vacío, al término de la brava tempestad. Observar cada instante de su amanecida burbuja , de su sencillez remansa y tranquilizadora. Verlo es querer, vivir y perseverar. Tocarlo es transportarse a un sueño, que segundo a segundo se transforma en realidad. Comienza un camino, una verdad y de la mano puede ser más sencillo.
El tiempo se ha detenido y como una nube clara y conciliadora surcase el presente, el espíritu, el cuerpo. Sosiego, sonrisa. Es una experiencia similar casi gemela, como vivida en otro tiempo, y así fue. Cada golpeteo se deja palpar, tan veloz como una locomotora, que tras arder la madera, el ansiado coque o cual voraz comburente, truena arrolladora, fugaz, inalcanzable y a la vez pasivo, lento como el caracol que al culminar la lluvia, se deja arrastrar por cada suspiro que desprende una gota y otra. Su fragilidad y pureza, languidecería a la más desmesurada y atracante criatura, que con un ínfimo contacto y esbozo, caería como la prominente hoja, doblada hacia el vacío, al término de la brava tempestad. Observar cada instante de su amanecida burbuja , de su sencillez remansa y tranquilizadora. Verlo es querer, vivir y perseverar. Tocarlo es transportarse a un sueño, que segundo a segundo se transforma en realidad. Comienza un camino, una verdad y de la mano puede ser más sencillo.
martes, 9 de noviembre de 2010
ADIVINA ADIVINANZA
La foto es una pintura de Alfonso Ruano
Cambiar un poco la dinámica nunca viene mal. Establecerse y retroceder unas cuantas decádas, tres en mi caso.
Vamos a por el "adivina adivinanza, el que no lo acierte, le picará la panza"
A] Cartas van y cartas vienen
pasan por el mar y no se detienen
B]Apellidadme rey
y no tengo reino
Dicen que soy rubio
y no tengo pelo
Afirman que ando
y no me muevo
Relojes arreglo
sin ser relojero
C]¿Que cosa es
que silba sin boca
y corre sin pies
te pega en la cara
y tu no lo ves?
CH] Llego al monte
llego al llano
y si llego al río
¡ay! me descalabro
D] Brama como un toro
y relumbra como el oro
E] Millones de soldaditos
van unidos a la guerra
todos arrojan sus lanzas
Extracto del libro, "Cuatro estaciones,cuentos para niños, de José Gonzalez Torices
Cambiar un poco la dinámica nunca viene mal. Establecerse y retroceder unas cuantas decádas, tres en mi caso.
Vamos a por el "adivina adivinanza, el que no lo acierte, le picará la panza"
A] Cartas van y cartas vienen
pasan por el mar y no se detienen
B]Apellidadme rey
y no tengo reino
Dicen que soy rubio
y no tengo pelo
Afirman que ando
y no me muevo
Relojes arreglo
sin ser relojero
C]¿Que cosa es
que silba sin boca
y corre sin pies
te pega en la cara
y tu no lo ves?
CH] Llego al monte
llego al llano
y si llego al río
¡ay! me descalabro
D] Brama como un toro
y relumbra como el oro
E] Millones de soldaditos
van unidos a la guerra
todos arrojan sus lanzas
Extracto del libro, "Cuatro estaciones,cuentos para niños, de José Gonzalez Torices
sábado, 6 de noviembre de 2010
PERDIDO Y A LA VEZ SERENO
Respira, late, se vuelve pero no está ahí. Recorro cada pulgada de su espacio, cada instante del ínsipido e incoloro tiempo, un tiempo con contornos y lugar. Voy hacia arriba, cambio hacia abajo no está, nunca está en ese apartado rincón, no, no esta . Me pierdo en la llanura sin sombra, como el árbol perenne, que tras un cambio biológico se aurea caduco. Me dejo caer hasta el valle de la locura, en ese momento mientras voy cayendo algo me frena, me detengo, localizo ese lugar inquietente, sublime, lo tolero y como los piratas cuando marcan con la X, en sus místicos y furruñosos trozos de piel de oveja, aún así no encuentro mi presumible y fugaz tesoro.
Giro dos árboles sin fin se apresuran a manifestarse en la duda trepo por ellos, incertidumbre y sorpresa rescatan mi presente. Desprendo sus ramas,llego hasta la copa. Diviso, pero aún no encuentro el misterioso valor preciado. Agolpo mi silueta. Veo una inmensa y frondosa selva, me interno en ella, cual tigre se acoge a cada zanco, cada mirada. Su instito veraz, escrupuloso, en su cautela vivaz, en su naturaleza y como fiel cálcamo de su viva emancipación, rodeo la frondosidad y busco con cierto ardor mi eterno misterio, erro en la búsqueda. El tiempo me hace deambular por este, aún inexpugnable y selvático paraje apacible y bello en formas. Árboles extensos,selvas frondosas, y montículos coronados, sin prisa,sin momento, pero siempre sabiendo que quedará oculto psra la posteridad, inmortal designio. Rio, vivo e inclusive sueño
Giro dos árboles sin fin se apresuran a manifestarse en la duda trepo por ellos, incertidumbre y sorpresa rescatan mi presente. Desprendo sus ramas,llego hasta la copa. Diviso, pero aún no encuentro el misterioso valor preciado. Agolpo mi silueta. Veo una inmensa y frondosa selva, me interno en ella, cual tigre se acoge a cada zanco, cada mirada. Su instito veraz, escrupuloso, en su cautela vivaz, en su naturaleza y como fiel cálcamo de su viva emancipación, rodeo la frondosidad y busco con cierto ardor mi eterno misterio, erro en la búsqueda. El tiempo me hace deambular por este, aún inexpugnable y selvático paraje apacible y bello en formas. Árboles extensos,selvas frondosas, y montículos coronados, sin prisa,sin momento, pero siempre sabiendo que quedará oculto psra la posteridad, inmortal designio. Rio, vivo e inclusive sueño
martes, 2 de noviembre de 2010
La foto es de Julia Margaret Cameron
No, no es la triste y melancólica fusión que el momento, la dicha, con una cucharada intensa del destino, agolpa cada suspiro que profanamos. Soledad es el sol, la esperanza más ufana que se pudiese susurrar. Tan natural que el aire que expira se vuelve marfil, sus ojos miran y endulzan el salado azul, como dos abejas pululando al vaivén de la fragancia del laborioso néctar, que tras el brazo cegante del primer rayo, las transforma en puro metal, preciado y enriquecedor. Soledad es la caricia de un natal renacer, la consonancia de sus palabras, es un viento de mar, una brisa que agolpa cada significado de la pasión, el orden del sentir, de la vida por vivir. El frondoso remanso de su mirar, reflejo de un martín en la mansa, tierna y reflejante calma del lago serpenteante, que preludio de certeza aletea hacia la puesa de un latir.
Soledad es cuanto late, Soledad es cuanto sonrie, el más puro deseo que eternamente aflora y sonroja la existencia.
No, no es la triste y melancólica fusión que el momento, la dicha, con una cucharada intensa del destino, agolpa cada suspiro que profanamos. Soledad es el sol, la esperanza más ufana que se pudiese susurrar. Tan natural que el aire que expira se vuelve marfil, sus ojos miran y endulzan el salado azul, como dos abejas pululando al vaivén de la fragancia del laborioso néctar, que tras el brazo cegante del primer rayo, las transforma en puro metal, preciado y enriquecedor. Soledad es la caricia de un natal renacer, la consonancia de sus palabras, es un viento de mar, una brisa que agolpa cada significado de la pasión, el orden del sentir, de la vida por vivir. El frondoso remanso de su mirar, reflejo de un martín en la mansa, tierna y reflejante calma del lago serpenteante, que preludio de certeza aletea hacia la puesa de un latir.
Soledad es cuanto late, Soledad es cuanto sonrie, el más puro deseo que eternamente aflora y sonroja la existencia.
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