martes, 27 de septiembre de 2011

VE A SU LADO


Salubridad en el carisma y reciprocidad en las dudas, eso es lo que lamenta el cerebro, infectado de codicias bicheantes y despropósitos poco aclarativos. Ese gran duelo como la vasta meseta que le quiere “robar” presencia y porte al viento que desalma su llanura, transformándola en vertiginoso valle, infecundo sin oasis al que asistir, sin sombra a la que abrigar, vacío que todo lo llena y todo lo equipara.
En él, todo nace delirante. Traslúcido y recompensado se aletea. Es condescendiente con su pesar y alegórico con su vivir. Te priva y te otorga, te llora y te sonrie, cumbre de rencor y abismo de orgullo, quórum repleto de matices insulsos, ese es él. Tan claro como un botón en una cristalina botella y tan turbio como una piedra en un cieno. Abre sus alas y desprende aroma de fertilidad. Aprovecha el aire y circunda siluetas de fragilidad.
Todo lo observa y todo lo lobrega, abrumador y sincero. Solo el aleteo de una grulla y el argüir de un martín pescador, se asemejan a su libertad.



                                                                     

                        La foto es de Zena Halloway