La foto es de Manuel Álvarez Bravo
Una verdad que te ofrecen fresca, renovada y pura. Sauce que amarrado a la tierra deja de vibrar, cada soplo de aire, cada aleteo de ese ave que curiosa y agradecida se posa en su cuerpo, ardilla que se jacta en cada salto que sorprende su mirada, sauce agradecido, bello y fuerte.
Soy cociente de la realidad que rodea el avatar e mi claridad. Salto, río, corro, aleteo, en este día el tercero de ellos. Los dos anteriores que me han ofrecido un sentido, un momento y una grandeza, que como hoja perenne no cesa, no vacila, no se desprende del sorprendente lamento que es a la vez firme y conciliadora.
Cada remanso, cada graznido, cada ladrido, cada rugido, todo significa vida, paz, lucha y encuentro. En ellos dos he disfrutado y encontrado un paso a una libertad que ya no cabalga efímera, desunida y da siempre paso de siete leguas y latidos de gigante.
Nunca será lo mismo desde el tercer fogonazo, alumbrado, todo sigue su curso.