lunes, 14 de marzo de 2011

LO SÉ Y NO ES MÁS

Sus ojos desorbitan su pensamiento. La ve cansada, algo decaída y sobre todo y con unas ganas enormes de zanjar su pasado y hartarse de reír en su presente.
El la consuela, la mima, ellos la ven y desean que sea la que está siendo la que fue, un lágrima de seguridad, un suspiro d comodidad, como el pequeño ruiseñor que tras una tórrida y cruel tempestad busca el siempre sabio y acogedor calor del ciprés, con sus ramas conocedoras del secreto de su paso.
Su tierna complicidad despierta besos que como olas arrojan deseo y cercanía.
Sus manos pierden el rumbo y se dejan evaporar con un sinfín de momentos sinuosos y sensuales. Ella le regala una sonrisa, el languidece y la hace suya, ella deja que fluya, que sus cuerpos se camuflen un vivo momento de ternura, una  creciente e inmortal pasión colapsa segundo a segundo, la bondad de sus aleteos  que fluyen en el más absoluto susurro de sus palabras, palabras de fuego, tierra y aire.
Llévame al fuego de tu  cuerpo, catapúltame al desdén d la tierra de tu deseo, hazme volar en la sutileza de voz.
Gozan y comparten todo lo que se puede entregar, la magia metamorfósica, dos son uno y en ello se funden.
Subastaría mi pensamiento, vendería mi razón, arrendaría mi cordura, si sus labios regalasen la fuerza  de un suspiro
El logro de la pasión es gozar como uno y sonreír como dos.

                                                              Autorretrato de Denise  Daubagna