Continuo siendo conciente de lo que vivo y de lo que en ello tengo y de todo eso que como los demás mortales buscamos, el camino está ahí, difícil en muchos tramos, relajados en otros y según que aspectos dejarse llevar por el influjo.
Hallo la dicha de que en ocasiones onanísmicas resulta concreto, la sublevación de los sentidos, cuando te agarra y no suelta, a pesar de sus miles de contradicciones, cuando lo mantienes es lo más vivo, en todas sus formas y similitudes. Es esa faceta en la que te corresponde dejarte llevar. Llevar de la mano, caer en un caricia, rendirte en un beso y como un sentir te hallas en un instante de manera ológrafa, susurro como el olivo al atardecer, dejando asomar su oro verde que se muta en amarillo de vida y arranca un rojo saber.
Disfrutar de un regreso a otro cambio, a otro estado, estado de quietud, de paz, de tener lo que anhelas y transformas en algo perdido, cual ave fénix resurge y emerge en ti, en tu pasión, en la voluntuosidad para querer, para que su mirada repare en un sin fin de sonrisas, en un algarabio de melosos aleteos de peces que atisban la orilla y la rescatan sabios y llenos, observan cada palpar de la noche en un corazón que vuelve a latir, sus manos, su torso, su pecho, su sonrisa, su voz, su mirada, sus cabellos, burbuja llena de vida y amanecer, fulgurante deseo de amar y ser amado, soñar y ser soñado.
Cada sonrisa que exalta, es un mundo por conquistar.
La foto es de Man Ray