martes, 18 de enero de 2011

CADA DÍA QUE PASA

Únicamente falto alzar la cabeza una sola vez para subarrendar un pensamiento que se transformo en lanza certera.
Mi cabeza fría y caliente dictaminó en morada no he buscado y he hallado, no sentía y he volado, no he vivido y he vuelvo a latir. Mi corazón con echino fervor me susurro - inténtalo te da vida, respiras y agua perfumada abrazan tus ojos, sueñas y sacudidas ramas de sauce despiertan en la bastedad del rocío.
Detener mi latido y sucumbir en una nube de espesura blanca-jazmín. La primera frase elocutiva me sonó a viento de pétalos de azalea, quise y así sucedió que ese aire me abrazo la cara de forma tierna. Su mirada fue furtiva y risueña. En ella me encontré relajado como el agua mansa que baña los fértiles arrozales, como a cautelosa y a la vez triunfador cástor que exhala de satisfacción, cuando su genial obra cobra sentido pleno.
Me regala momento de ternura eterna, ilusión y realidad por buscar la magia que ella ofrece su presencia me da voluntad, su vida me atrae y me agolpa a formar parte de ella.
Siempre seré un refugio en su  corazón.
La foto es de Oscar Gustave Rejlander
Su cuerpo me regala esperanza, sus manos me ofrecen soñar, sus caricias son ramas de nogal, y sus labios palpitaciones de azahar. Siento cada aleteo  de su mirada que abruma y sonroja mi  despertar.