sábado, 6 de noviembre de 2010

PERDIDO Y A LA VEZ SERENO

Respira, late, se vuelve pero no está ahí. Recorro cada pulgada de su espacio, cada instante del ínsipido  e incoloro tiempo, un tiempo con contornos y lugar. Voy hacia arriba, cambio hacia abajo no está, nunca está en ese apartado rincón, no, no esta . Me pierdo en la llanura sin sombra, como el árbol perenne, que tras un cambio biológico se aurea caduco. Me dejo caer hasta el valle de la locura, en ese momento mientras voy cayendo algo me frena,  me detengo, localizo ese lugar inquietente, sublime, lo tolero y como los piratas cuando marcan con la X, en sus místicos  y furruñosos trozos de piel de oveja, aún así no encuentro mi presumible y fugaz tesoro.
Giro dos árboles sin fin se apresuran  a manifestarse en la duda trepo por ellos, incertidumbre y sorpresa rescatan mi presente. Desprendo sus ramas,llego hasta la copa. Diviso, pero aún no encuentro el misterioso valor preciado. Agolpo mi silueta. Veo una inmensa y frondosa selva, me interno en ella, cual tigre se acoge a cada zanco, cada mirada. Su instito veraz, escrupuloso, en su cautela vivaz, en su naturaleza  y como fiel cálcamo de su viva emancipación, rodeo la frondosidad y busco con cierto ardor mi eterno misterio, erro en la búsqueda. El tiempo  me hace deambular  por este, aún inexpugnable y selvático paraje apacible y bello en formas. Árboles extensos,selvas frondosas, y montículos coronados, sin prisa,sin momento, pero siempre sabiendo que quedará oculto psra la posteridad, inmortal designio. Rio, vivo e inclusive sueño