jueves, 5 de mayo de 2011

SIMBIOSIS

Cada párpado que despierta es un remanso de contradicciones. El la espera  a la salida de su cúmulo  de problemas, como un oso paciente esperando el ansiado salto del salmón.
Abrigaba sus pensamientos e irrumpía en sus pesadillas de manera puntual, era todo lo que buscaba, ser su compañía, su sonrisa, se conformaba con estar a su lado siempre, ser su fiel escudero, su guardián en la  sombra, su hombre de la pandereta en la vida. El pasar de los días no cambio, ni cambia nada, siguen estando ahí. Abierto y a la vez reservado en manifestarlo, ella gentil pero prudente.
Dos corazones que se protegen y se manifiestan, dos robles que llenan su  verdor  de las laboriosas hormigas ajetreadas, de las orugas, de los espabilados martines pescadores, de las corrientes de aire que atisban su paso y se agolpan en cada suspiro, en cada momento.
Se respetan, se conocen y ante todo están ahí  y si alguno cae, el otro sin pensar lo ayuda a levantar, así debe ser todo sigue su curso. Se irán dichas, vendrán desdichas y viceversa, es nuestro mundo y a la par se saborea mejor.

                                                 Una foto, un sentir