La foto es de A. Adams
Se presentan ante nosotros y sabemos que nos dejan una ilusión, una virtud, una sorpresa. En cada rincón y en cada suspiro, te llenan de alegría y en agreste polución, terribles gritos.
Cuentan al pasar cada centímetro de la tierra que infectan. La llenan de vida y no adormecen de sucumbirla de inocuas transpiraciones. Son un lamento que en tu sentido se jacta. Son una brisa que enorgullece la bastedad. Son una sonrisa que promete auyentar las quejas. Con su rocío y su lamento, con su furia y elocuencia, caminan y se tornan amigas y sensatas, enemigos y crueles. Su magia despierta y la paz oscurece. Posee el don de dar y quitar, el anhelo de crear y corromper, la dicha del deseo y la infecundidad. Son el cambio y la perpetuidad. La madre grita y ellas responden, la madre pregunta y ellos lloran.